Un Pensamiento Peligroso

Existe un peligroso​ pensamiento que aconsejo debería ser sometido en tu interior para siempre, vive en cada uno de nosotros, no tiene compasión, ni tampoco es misericordioso, busca lo suyo sin importarle el sufrimiento de los demás, es el opuesto natural del amor, ¿su nombre?

Tiene muchos, pero podemos identificarlo como ese deseo incontenible de justificar al ego, por lo general cuando aparece pronuncia estas palabras "yo me lo merezco, yo trabajé, soy importante, yo, yo..." 

El mensaje de Jesús en la cruz fue bastante claro al señalar el mandamiento más grande "amarás a Dios por sobre todas las cosas" seguido de "amarás a tu prójimo como a ti mismo" fíjese que en ninguno de los dos dice "tú eres la persona más importante del mundo, cree en ti..." y todas esas mentiras que en algún punto la televisión, el cine y hasta nuestros padres nos hicieron creer.

Es verdad que debes amarte a ti mismo como lo indica el pasaje, pero usualmente cruzamos la línea y empezamos a pensar que en verdad somos mejores que todo el mundo, cuando si lo pensamos bien ni siquiera mereces la familia que tienes, no pudiste elegir tu nombre, tu color de piel, tu estado físico, ni tu idiosincrasia, podrás saber otros idiomas pero nunca haber decidido tu procedencia natal.

Entonces, porque nos empeñamos en pensar que somos merecedores​ de todo lo bueno que nos pasa y cuando ocurren desgracias culpamos a Dios, es muy dificil ver mis errores pero tan fácil notarlo en otros, mi mente se apresura en juzgar y contemplar una serie de acciones aleatorias que pudo haber tomado la persona para encontrarse en su situación. 

!Por favor! ¿Que nos hace pensar siquiera que merecemos respirar?, en este momento muchas personas dejaron de hacerlo y aún así planeas que harás mañana o el fin de semana, por eso disfruto cada día con cada persona que Dios pone en mi camino, porque el hecho de caminar ya es un milagro, la belleza de la vida sólo lo apreciarás cuando tengas una actitud de agradecimiento constante, de entrega a los demás y por ende, a ti mismo.

Un ejemplo perfecto es cuando tomas el bus y notas que todos están de pie por falta de espacio, aún así, puedes notar en algunas personas sentadas, cierto desprecio por los que están de pie, ignorando que ellos pagaron el mismo precio del pasaje, pero simplemente no lograron conseguir puestos vacíos o no se enteraron.

Por increíble que parezca, los que están sentados creen que se merecen el puesto que tienen, por el simple hecho de haberlo conseguido primero que los de a pie, así pasa muchas veces en la vida cotidiana, creemos que las oportunidades que tuvimos nos hacen mejores que el resto de los mortales, ignorando las circunstancias que pudieron interferir en sus éxitos o fracasos, Cristo pago el precio por todos nosotros y no lo merecíamos.

A esto se le llama la gracia, un regalo inexplicable de Dios, que aún sin merecerlo murió por todos nosotros, para que obtengamos vida eterna, es así, ninguno de nosotros merecíamos su perdón y su amor, morir de una forma tan terrible fue el acto que abriría finalmente las puertas del cielo para siempre. ¿quien entonces puede decir que se merecía la salvación? 

Entonces vive agradecido, la vida será difícil, pero Él no te abandonará no te dejará, quiere estar contigo hasta el final de tus días, cuando finalmente le veremos cara a cara. No hay nada que los haga a ustedes más importantes que otros. Todo lo que tienen, lo han recibido de Dios. Y si todo se lo deben a él, ¿por qué presumen, como si ustedes solos lo hubieran conseguido? 1 Corintios 4:7 TLA

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